Se acerca el V Congreso Americano Misionero y, nuestra
Iglesia en Bolivia, será anfitriona del acontecimiento. Será una gran reflexión
sobre el ser misionero de la Iglesia, tan necesario en estos tiempos. Tendremos
la oportunidad de escuchar a grandes conferencistas que abordarán el tema con
gran profundidad, podremos dialogar sobre los desafíos de la Nueva
Evangelización que tenemos como Iglesia, llegaremos a conclusiones que
impulsarán el caminar de la Iglesia en América y, sin duda, recibiremos mucha
luz para orientar nuestra actividad pastoral en los próximos años.
Los colaboradores de la CEB somos los impulsores de la
Misión Permanente en la Iglesia en Bolivia y debemos ser, junto a todos los
demás, anfitriones del evento que haga que todos los participantes se sientan
en casa y que el Congreso cumpla sus objetivos y sea un éxito.
Si todos los miembros de la Iglesia en Bolivia debemos
entregarnos con dedicación a este acontecimiento, cuánto más los que somos en
la Iglesia en Bolivia animadores de la Misión Permanente a nivel nacional.
La primera actitud que se nos pide es la participación. No
podemos estar ausentes de este acontecimiento espiritual.
El Congreso debe ser un Nuevo Pentecostés para la Iglesia
en América. Ya, desde ahora, tenemos que estar pidiendo la presencia renovadora
del Espíritu Santo. Sin Espíritu Santo no puede haber un verdadero envío a la
misión, por más reflexiones que hagamos. La misión es fruto del envío de Cristo
y la fuerza del Espíritu Santo y no es el fruto de las decisiones humanas.
Nosotros debemos mostrar el rostro de una Iglesia acogedora
y hospitalaria en el Congreso. Las actitudes que deben movernos son la
capacidad de acogida y escucha de los participantes, mostrando una Iglesia
capaz de ser anfitriona de este magno evento.
Debemos ser un grupo, más aún, una comunidad capaz de
sacrificarse en el trabajo por los demás. No escoger el trabajo más cómodo y
descomprometido sino el que vemos necesario y que corresponde con el don que
Dios nos ha dado.
Los colaboradores de la CEB debemos estar disponibles para
lo que se nos pida con verdadero espíritu de servicio ante el trabajo que sea
necesario.
Ya, desde ahora, tenemos que tomar conciencia de la
importancia de este acontecimiento eclesial y ponernos todos al servicio de la
organización, para que seamos la Iglesia que Cristo quiere.
Somos misioneros, lo que quiere decir que hemos de vivir
nuestra vida en modo misión, como quien sabe que tiene un fin importante en la
vida, un quehacer que da sentido a la vida y un para qué que mueve la vida.
Nuestro sentido es Cristo, nuestro fin es Él y Quien mueve
nuestra vida y nuestras decisiones es El. Eso es ser misionero.
El V CAM deberá ayudarnos a todos a lograr en nuestra
Iglesia que cada vez más personas se encuentren con El y le conozcan como el
sentido pleno de la vida.
Ojalá que nosotros seamos, con nuestro trabajo,
disponibilidad y espíritu de servicio quienes hacemos transparente a Aquel que
nos ha llenado de vida y es la plenitud de todo lo que vivimos.
Feliz preparación del V CAM. Que este tiempo nos renueve
también a nosotros
P. José Fuentes Cano
Secretario
General Adjunto
Conferencia
Episcopal Boliviana