viernes, 9 de febrero de 2018

Vivamos la misión a la que nos llama el Señor


Queridos colaboradores pastorales de la CEB:
Al darles la bienvenida a este nuevo año de trabajo entre todos nosotros, en la fraternidad que formamos en la Conferencia Episcopal, lo hago recordando a la familia de cada uno de ustedes, con sus penas y alegrías concretas. Esa familia que constituye, verdaderamente, el grupo de tamaño humano en el que cada uno nos integramos, el que constituye unas veces fuente de preocupación, otras remanso de paz,  pero siempre el lugar y las personas que dan sentido a todo lo que hacemos. El grupo humano en el que vivimos el amor inmediato y concreto de cada día.
Quiero recordar que el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma de este año trae a nuestra reflexión la condición humana pecadora y demasiado tendente a dejarse engañar por el demonio que enfría el amor. El papa invita a descubrir mediante las obras de la cuaresma, oración, limosna y ayuno, el engaño concreto del demonio en cada uno de nosotros y, en definitiva, en qué se ha podido enfriar el amor.
La Pascua, que es el desemboque de la cuaresma, que ilumina todo este tiempo de reconciliación, se inaugura con el fuego de la Vigilia Pascual, el fuego del Espíritu Santo que calienta el amor y enciende deseos santos.
Al comenzar el curso y, con él, el tiempo cuaresmal, no dejemos que se enfríe el amor, que la rutina y  los engaños del mal tienden a enfriar.  Ni en las relaciones familiares, nuestra primera comunidad cristiana, ni en las relaciones de trabajo en el lugar en el que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo y que constituyen el lugar en el que damos forma y vivimos la misión a la que nos llama el Señor Jesús, el dueño de la viña.
Comencemos el curso y este tiempo cuaresmal ya cercano sacudiéndonos la acedia egoísta y haciendo frente a los engaños del mal, vistiéndonos con la armadura de la sinceridad y el casco del intenso deseo de Dios para que nada ni nadie pueda frustrar la misión para la que nos llama el Señor.
Son mis deseos en este nuevo curso de trabajo pastoral

P. José Fuentes Cano
Secretario General Adjunto

Conferencia Episcopal Boliviana

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