jueves, 6 de abril de 2017

Dejémonos reconciliar con Dios

Misa Mensual con los Colaboradores Pastorales de la CEB

CEBinformaciones 7.4.2017. Con un llamado a aprovechar el tiempo de Cuaresma y a abrir el corazón a Dios, se ha celebrado la Misa de Miércoles de Ceniza con los colaboradores pastorales de la Conferencia Episcopal Boliviana, el pasado primero de marzo. La misma estuvo presidida por P. José Fuentes, Secretario General Adjunto.

La Cuaresma no es tiempo para auto justificaciones, sino para reconocer nuestra parte de complicidad en la situación del mundo. Y es tiempo para reconocer que hemos sido salvados. La Cuaresma tiene un final feliz, el día de la Vigilia Pascual. Les invito a vivirla también este año. El momento culminante es recibir la luz como signo de renovación de nuestro bautismo, esto es Cuaresma, hermanos. Yo les invito a aprovechar este tiempo. Sucede que toda la Iglesia está orando, es acontecimiento de oración y de conversión para que nuestro corazón pueda cambiar, aseguró P. Fuentes.


Después de estos días de diversión, del carnaval y de un cierto culto al cuerpo que significan los días de carnaval, viene la Cuaresma que es un poco lo contrario: culto a Dios, un tiempo para Dios, lo primero en nuestra vida. Es un tiempo para más oración, más escucha de la Palabra.

El Papa Francisco habla de esto en su mensaje por la Cuaresma, nos dice que la Palabra es un don, y que el otro es también un don. Por tanto la Cuaresma es también un tiempo para más solidaridad. En el tiempo de Cuaresma tiene lugar la Campaña de Solidaridad, este año dedicado a las personas con discapacidad.

Cuaresma también será tiempo para el ayuno. Pero no sólo de comida, sino de todo aquello que estorba en nuestra vida para que Dios sea realmente lo primero. Tal vez alguno no necesite tanto de ayuno de comida como de televisión, de internet, o de hablar mal de los demás, o de comodidad. Para lograr un tiempo de encuentro con Dios. Todo realizado de cara a Dios, para él solo. Para Él que ve en lo escondido.

Es un bien día el inicio de la Cuaresma para ver también la realidad de nuestro mundo y descubrir que este mundo no es lo que Dios quiere, esto por causa del pecado. Vemos un mundo bastante un mundo que se olvida de Dios. De eso habla el pasaje del Rico y el pobre Lázaro. En nuestro mundo manda la ley del más fuerte, del que más puede y es lo que se impone. Es un mundo donde por todas partes se siente la desconfianza porque falta amor y verdadera atención. Entonces todavía no hemos hecho un mundo como Dios quiere, según su voluntad.

Sin embargo no se trata de mirar el mundo desde afuera, se trata de entrar dentro de nosotros y descubrir que ese mundo que miramos está también dentro de nosotros, se trata de descubrir nuestra complicidad en ese estado de cosas. El pecado está dentro de todos nosotros y la Cuaresma es el tiempo propicio para reconocerlo. Dentro de mí hay la misma indiferencia, las mismas actitudes destructivas.

¿Cuál ha sido la reacción de Dios ante este mundo de pecado? No ha sido la reacción del amo ofendido, sino la reacción del amor apenado. Y por ello envió a su hijo, una reacción maravillosa e inesperada. Y su hijo Jesús se hizo una víctima del pecado, y murió por el pecado de este mundo. Murió libremente por obediencia y por amor, y desde la cruz nos invita a todos, respetando nuestra libertad, a recibir el perdón. Hay perdón y esa es la buena noticia, hay una nueva vida, Jesucristo nos ha ganado en la cruz. Pero hay que comenzar por reconocer nuestra complicidad. Esa mancha en la frente no es que nos hace orgullosos, es reconocimiento de nuestra mancha del pecado.

Déjense reconciliar con Dios, dice la segunda lectura. No se trata de rasgar sus vestiduras, sino el corazón. Confiemos en la oración de la Iglesia, que así sea.

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